Llevo varias semanas haciendo cambios en mi vida, pero a veces me pongo a pensar si realmente estoy avanzando o simplemente estoy dando vueltas en círculos. Me pregunto si todo lo que hago es el mejor camino para alcanzar lo que quiero y, cuanto más pienso en ello, más estrecha se vuelve mi visión. Es en ese momento cuando me doy cuenta de que solo estoy enfocándome en las acciones directas, sin prestar atención a todo lo que hay en la periferia.
Para quienes ya conocen más sobre mi forma de ser, no soy de esas personas que practican el "piensa feliz para vivir feliz". Prefiero dejar que mis sentimientos se desahoguen cuando es necesario, claro, tratando de no afectar a terceros. Pero es muy fácil perder la visión periférica de nuestros proyectos mientras nos esforzamos por alcanzar nuestros objetivos, lo que nos causa desesperación, estrés y angustia cuando las cosas no resultan como queremos. Pero... ¿realmente no están saliendo como queremos? Y lo más importante, ¿las cosas no salen como queremos por factores externos o por nuestra propia culpa?
Pongámonos en perspectiva. Imagina que ayer, antes de dormir, te programaste para empezar tus primeros ejercicios de meditación al despertar. Sin embargo, justo cuando estás a punto de empezar, en la calle frente a tu casa comienzan reparaciones de la acera y se oye el ruido de maquinaria pesada. El ruido es tan molesto que te enfadas con los trabajadores y empiezas a maldecir. Claro, esto es solo un caso hipotético, pero es algo que puede suceder. Las cosas no salen como las habíamos idealizado, pero esto no significa que los sucesos imposibiliten nuestros objetivos.
En el ejemplo, las personas afuera solo están haciendo su trabajo, probablemente de la manera más rápida y eficiente posible. Si la acera estaba en mal estado, pronto podrás pasear por una acera recién restaurada. En otras palabras, no es realmente algo malo que estén trabajando allí; lo malo es que, dentro de la mente de muchas personas, queremos que las cosas sucedan de cierta forma y nos frustramos cuando la vida toma rutas diferentes a nuestros planes. Pero si lo analizamos, la meditación es un ejercicio para desconectarnos del exterior y centrarnos en nuestro interior. Visto desde otro ángulo, la acción de meditar no requiere que el ambiente cambie para poder realizarla, solo necesitamos estar con nosotros mismos.
Saliendo de este caso hipotético, puedo decir que a veces he sentido frustración por no alcanzar mis metas. Pero, ¿realmente no estoy logrando nada? Justamente por esto menciono la "visión de pájaro": si me alejo y observo todas las cosas que he conseguido, me doy cuenta de que solo necesito seguir adelante sin estresarme tanto. Bien o mal, lo estoy logrando. No de la forma que lo tenía previsto, pero al final lo estoy consiguiendo. No solo he construido una hermosa comunidad, sino que también he conocido a personas valiosas que me apoyan en mis locuras y decisiones inusuales.
Con esta entrada, quiero darte las gracias por leerme y por seguir conmigo en este camino. Quiero recordarte que la meta no es el único objetivo de tus proyectos. Créeme, no se trata solo de enfocarte en un solo objetivo y dejar de lado el resto de tu vida. Si logras ver los pequeños logros colaterales que vas consiguiendo mientras avanzas, podrás ver que está en ti decidir si tu vida es una tragedia o una comedia.
"La vida es una obra de teatro que no permite ensayos… Por eso, canta, ríe, baila, llora y vive intensamente cada momento de tu vida… Antes de que el telón baje y la obra termine sin aplausos."
Charles Chaplin